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¿Cuál es la verdadera felicidad?

Ahora que ya sabes que no eres la voz interior que te atormenta día si y día también, podrás aprender a controlarla y gestionarla en tu beneficio prestando atención a los mensajes que te envía sin dejarte llevar por ellos. 

Ya lo dice el Budismo:

“La mente es como un caballo indomable al que hay que domesticar.”

De la misma manera, que tu mente es tu instrumento; tu cuerpo también lo es. Tu imagen exterior no es la que define tu verdadero Ser. Es verdad, te pertenece, y es el vehículo que te transportará durante toda tu vida, pero si te identificas con el pensando que eso eres tu, sufrirás, ya que habitas en un cuerpo que inevitablemente envejece, enferma y muere.

Este es un hecho el cual nos cuesta aceptar; desde que nacemos tenemos una fecha de caducidad, por lo que si intentamos ir  contra de ello, poniendo resistencia, solo obtendremos sufrimiento.
Al cuerpo hay que cuidarlo efectivamente, como cuando tenemos un coche que llevamos a mantenimiento para que nos transporte de manera segura. Pero intentar ser más delgado, más guapo, tener menos arrugas, más pelo, o tratar de parecerte a alguien, es desgastar tu energía inútilmente. Tu no has intervenido en el resultado estético que tu físico es, ni tienes ningún mérito para tener el exterior que tienes, tan solo es el resultado de la genética. Desgastarte tratando de obtener la perfección en medio de la imperfección es de necios y te distrae de lo verdaderamente importante, recuerda que solo es tu recipiente. Haz de cuidar de él, pero no eres el.

¿Cómo nos afecta el entorno?

La sociedad no ayuda a que reflexionemos sobre este concepto, nos bombardea con mensajes continuos para alcanzar la perfección física y así obtener la felicidad. Lo vemos en las revistas, en la televisión, en Instagram, en los centros comerciales, esta en todo nuestro entorno. Parece que si tenemos un”buen cuerpo” todos nuestros problemas desaparecerán por arte de magia. Si fuese así, las (os) modelos internacionales serian plenamente felices.  Y yo te pregunto, que es realmente un buen cuerpo? No es aquel que responde a la energía que tus pensamientos generan?. El que te avisa cuando estas sintiendo malestar o te has sobrecargado o agotado?. El que te pide descanso cuando necesitas parar?. El que te acompaña en tus momentos de tranquilidad, de serenidad, de amor?. Aquel que sirve para abrazar a otros y percibir el amor?.

¿Conóces a Nick?

Te contaré la historia de un chico australiano nacido hace 36 años; su nombre es Nick Vuijucic. Nick nació sin piernas ni brazos, su recipiente solo se compone de cabeza y tronco. Podrías pensar que no se puede vivir así. Pues Nick puede. Ya que aprendió a reconocer lo que verdaderamente es el. Aprendió a amar a su cuerpo y a utilizarlo sin victimizarse. Gracias a ser diferente exteriormente, descubrió su verdadero potencial interior y su esencia; hoy en día es un gran orador motivacional internacional, da charlas y seminarios por todo el mundo para que la gente recuerde quien es verdaderamente. Tiene tanta fuerza este gran ser, que cuando lo ves se te olvida que no tiene extremidades. Lo único que ves es el gran amor que habita en el. Actualmente, esta casado y tiene dos hijos, y considera que tiene una vida plena feliz. No le hace falta nada.

Existe una frase de Nick que utilizo mucho en mis seminarios por la gran profundidad que tiene: “La única discapacidad del ser humano es el miedo”.
Y no puedo estar más de acuerdo como él, vivimos como discapacitados intentando tapar nuestros miedos para poder agradar a los demás, para encajar y así sentirnos amados, sentirnos valorados.

Sino somos la mente y no somos el cuerpo, entonces que somos?

Te lo explicaré de esta manera, probablemente te haya pasado que en un momento de desesperación y de inmenso sufrimiento, imploras ayuda en voz alta a algo o a alguien; da igual si eres ateo o profesas alguna religión. Ese algo te responde, y te contesta de manera tan sabia que te aporta serenidad en medio de tu tormenta interior.

Eso es tu verdadera esencia, tu sabiduría interior, tu “consciencia”, y antes de que digas que no la has sentido o escuchado; déjame decirte que todos nacimos con ella, aunque no la utilices. Siempre te habla, pero estas tan distraído perfeccionando tu cuerpo o atormentándote con la voz de tu mente egoíca que no te detienes a escucharla.

“Recuerda, todos los seres humanos poseemos mente y cuerpo; son instrumentos que se encuentran a nuestro servicio para alcanzar nuestro bienestar, pero realmente somos consciencia pura.”

Y como accedemos a la consciencia?

Primero dejando de lado el ruido de fondo, dejando de identificarnos con el “falso yo” y con nuestro recipiente, el cuerpo. Como ya te he explicado, la “consciencia” también tiene voz, pero generalmente habla en voz muy baja, suave y serena, no la escuchamos porque la mente se encarga de subir el volumen de fondo.
Si aún crees que tu valor reside en tener una casa grande, un marido guapo, una esposa perfecta, un deportivo del año, una educación de prestigio, unos hijos listos, y una gran cuenta bancaria; vivirás toda tu vida con constante miedo de que tu frágil mundo perfecto se vaya abajo.

Al intentar encontrar la plenitud en el exterior, sufrirás intentando controlar que nada cambie, que todo siga igual, haciendo de ello una verdadera misión imposible. Y cuando todo cambia, entonces te aborda la desolación, el vacío y la frustración que habitan dentro de ti, cayendo de nuevo en el victimismo.

Lo mismo ocurre con pensar que somos nuestros logros, nuestros éxitos; si creemos que somos lo que hacemos, o vivimos buscando el éxito, siempre intentaremos demostrar que somos más que otros, o lo contrario, nos sentiremos menos que los demás por no tener el reconocimiento del exterior.

La rueda que no para…

Vivimos en un mundo de constante competición,  date cuenta que esa forma de vivir comparándonos con los demás, esforzándonos por ser los mejores, provoca inseguridad y miedo en vez de tranquilidad.  Siempre habrá alguien mejor o peor en lo que hacemos, así que cuando perdamos el trabajo, las cosas no nos salgan como esperamos, no obtengamos el puesto solicitado, nuestro matrimonio no sea perfecto, o tengamos un sueldo inferior a lo que pensamos que valemos, igualmente sufriremos.

Es posible que toda tu vida haya girado en torno a lo que la educación y la sociedad te han vendido para tener un valor como ser humano, esa búsqueda frenética se hace interminable, ya que detrás de ella no se consigue la felicidad anhelada.

Reflexionemos

Es tiempo que te detengas y reflexiones por un momento sobre tu vida actual, has escogido verdaderamente la vida que tienes?, Estas satisfecho con la persona que eres?,Tus decisiones se han basado en lo que verdaderamente quieres para ti mismo?,O las has tomado pensando en satisfacer los deseos de los demás?. Cuanto tiempo has desgastado identificándote con tu imagen o con la voz de tu ego que te atormenta día a día?. Cuantas veces has escuchado a la sabia voz de tu conciencia?

Somos seres ilimitados, que solo utilizamos el 1% de nuestro verdadero potencial al permitir que la mente egóica nos dirija, por ello sufrimos.Ella es la que nos hace percibir un mundo donde solo existe la separación e injusticias. El ego o “falso yo” nos aleja de nuestra esencia, ya que no le interesa que nos identifiquemos con nuestro “verdadero yo”, porque de esta manera dejaría de dominarte.

La confianza

Cuando comenzamos a confiar y con ello a fluir con la vida (recuerda que no solo formamos parte de la vida, somos la vida), nuestro cerebro “consciente” comienza a tomar el mando de la situación, nuestros pensamientos dejan de ser destructivos, rumiantes y tóxicos y se convierten en constructivos he inspiradores, comenzamos a construir la vida que queremos vivir.

Nuestras emociones por consecuencia dejan de ser dañinas, ya no vivimos dirigidos por el miedo, la rabia o la frustración, nos hacemos más humildes, sentimos amor por la vida, gratitud y confianza. Cuando nos instalamos en emociones elevadas nos liberamos automáticamente de la voz del “falso yo” y con ello del sufrimiento. Empezamos a amar nuestro verdadero ser y a dejar que nos guíe hacia un destino libre de dolor y de victimismo.

Si vives en el miedo, en la desconfianza y en la lucha, tu vida será mucho más difícil; tienes la opción de vivir en la confianza y elevar tus emociones a niveles mucho más altos, tu vida cambiará completamente cuando comiences a escuchar a tu propia sabiduría, ella nunca se equivoca.

Extracto del libro: “Libérate de la matrix: Aprende a vivir conscientemente” de Pat Bernal.

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